Social Icons

martes, 18 de febrero de 2014

EL ÚLTIMO DE LOS BUENDÍA

Había tenido un muy buen día, eran vacaciones y acababa de terminar clases en la universidad, tenía un trabajo muy muy bien pago como guía en los cruceros que llegaban a la ciudad, estaba enamorada hasta el tuétano,  releía como por quinta vez Crónica de una muerte anunciada, y estaba sentada frente a mi computador stalkeando muros en Facebook a diestra y siniestra. No podía ser más feliz.  Allí fue donde lo conocí, “un gringo” más largo que las 12:30, su sentido de la moda era una mezcla entre Cruela De Vil y Pedro "el escamoso", este tipo se aparecía en todas las fotos de los eventos culturales, caravanas turísticas, inauguraciones de muestras artísticas, en todoooooo!!! más metido que un tampón. Entonces dije, este "Man" de pinta estrafalaria tiene que ser mi amigo.

Lo agregué en Facebook con la firme intención de sacarle la sopa: quien era, cómo, porqué y que hacía aquí; así fue como descubrí que su nombre no era TIM BUENDIA como se hacía llamar en Facebook, sino TIM AAN´TGOOR, que se había venido de mochilero desde su país natal Nederland (http://es.wikipedia.org/) en busca del pueblo imaginario de Macondo con la convicción de que si existía, el que había descubierto en los libros del premio nobel de literatura,  Gabriel García Márquez, y que después de enterarse que el pueblo físico se llamaba Aracataca, que padecía de decidia politica y cultural, decidió quedarse y trabajar en pro del desarrollo y la cultura de este pueblo. Por ello la razón de su apellido (BUENDIA), no podía ponerse otro, que el apellido del  protagonista de 100 años de Soledad, la obra más importante Gabo.

Después de días de discutir nuestro amor en común por ese escritor viejo y sarcástico al que le llaman Gabo, de sacarle clases online gratuitas para mejorar mi ingles con los gringos de los cruceros y de sacarle hasta el número del seguro social de sus abuelos, supe que era hora de visitar Macondo.

Un día cualquiera llamé a mi novio muy temprano en la mañana y le dije:

-Empaca una mochila que nos vamos para Aracataca.

Y así fue, tomamos un bus desde Santa Marta y una hora y media más tarde estábamos en The Gypsy Residence, el hostal que Tim había abierto para recibir turistas extranjeros y mostrarles el mundo mágico de las mariposas amarillas. La fecha de nuestra llegada coincidía con el día en que Tim aparecería por primera vez en los periódicos nacionales. Por eso fue fácil llegar, todos en el pueblo lo conocían, todos los saludaban, todos lo querían, fue bonito ver aquello. Tim se me antojaba ahora más alto que en las fotografías, con sus 1.96 Mts de estatura humillaba a los 1.73 Mts de mi novio, ni que decir de los miserables 1.63 Mts míos, pero lo más grande en Tim (no, eso no mal pensad@s) eran su corazón y sus ganas exacerbadas de sacar adelante a Macondo.

Tim de unos 29 años aproximadamente, flaco,extremadamente blanco, barba descuidada, portaba una camisa tropical muy colorida, una falda ligera, un bastón en la mano izquierda, un sombrero de paja y calzaba unas alpargatas, como salido de la película la jaula de las locas, pero muy masculino, además su atuendo lo combinaba con un español fluido, tratando de imitar los coloquialismos de  la costa Caribe colombiana, pero de acento europeo inconfundible, lo que le imprimían un aire chistoso al ambiente. – Cuentamelow todow amigow – Coumo va la vaina?

Con Tim estuvimos bañándonos en el río de rica agua fria, visitando a los personajes ilustres del pueblo (ancianos folcloristas, que en su juventud tuvieron asomo de fama), manejando bicicleta por los barrios tradicionales, plazas y parques, caminamos sobre las tumbas del cementerio buscando nombres de la familia García Márquez, visitando la Casa Museo, enterándonos de los principales problemas sociales de Aracataca, aprendiendo cultura general, riéndonos de las locuras de Remedios la bella, citando nuestras frases favoritas de las obras macondianas, caminando por la vías del tren, fotografiando la estación, participando por breves instantes en la emisora, comiendo fritanga en la plaza de la iglesia, y al día siguiente despidiéndonos con la firme convicción de que habíamos conocido a tremendo personaje, a una maravillosa persona, que al igual que el coronel Aureliano se quedó esperando, pero en esta oportunidad la espera era por  un tren amarillo cargado de promesas de desarrollo y avalanchas de turistas que nunca llegó.

 Ese Tim es todo un personaje sobre el que García Márquez no escribió jamás, y que lastima eso último, y que lastima que los gobernantes no cumplen sus promesas, que los ciudadanos no se pellizcan, que lastima aún más grande que Tim hoy se tenga que ir de Aracataca con su esposa e hijo recién nacido para optar por otro medio de trabajo, que lastima que con su partida ya no haya quien luche por la cultura de ese pueblo olvidado y que lastima que tuve que esperar hasta estos últimos instantes para escribir sobre mi gran amigo, el último de los Buendía.


2 comentarios:

  1. Excelente Articulo... Es una lastima que tan maravillosa historia tenga ese final. Pero no es de extrañar tanta indiferencia ... y que hasta la verdadera historia lo sufre....solo cuando el tema esta de moda se descubre... Yo hasta me siento culpable.

    ResponderBorrar
  2. "Al último se lo están comiendo las hormigas" Melquíades

    ResponderBorrar

 

Sample text

Sample Text

Sample Text

 
Blogger Templates